Varios expertos estiman que las pequeñas ventajas en la reducción de consumo en la iluminación doméstica son irrelevante frente a las molestias ocasionadas y piden medidas de mayor alcance.
La madrugada de este domingo, día 30, finalizará el horario de verano, de manera que los relojes deberán retrasarse una hora (a las 3.00 h serán las 2.00 h). El cambio horario empezó a generalizarse a partir de 1974, con la primera crisis del petróleo, cuando algunos países decidieron adelantar sus relojes para aprovechar mejor la luz del sol y consumir así menos electricidad en iluminación. Sin embargo, diversos expertos juzgan irrelevantes los ahorros de energía obtenidos; sostienen que ya es sólo una medida simbólica y rutinaria de concienciación ciudadana, y piden al Gobierno que emprendan actuaciones más relevantes adaptadas a los nuevos tiempos.
El cambio horario sólo aporta pequeños ahorros en iluminación doméstica, y sostiene que esas pocas ventajas no compensan las molestias y los trastornos ocasionados a diversos sectores de la población. “Los avances espectaculares en la eficiencia energética permiten ahorros del 80% en los sistemas de iluminación, lo que hace discutible el cambio horario”, dice.
El hecho es que las ventajas en la iluminación son mínimas. En la iluminación municipal de las calles, por ejemplo, se da una suma cero, pues “lo que te ahorras por la mañana te lo gasta en la iluminación por la tarde, puesto que al hacerse de noche antes, tienes que encender las luces antes”. En el ámbito industrial, la medida no tiene “ningún efecto” tampoco, puesto que la iluminación en las naves no se hace con luz natural, “sino con luz artificial regulada, por razones de visibilidad y de seguridad laboral, ya que no puedes depender de si hace un día nublado, oscuro o luminoso”. Y en el sector doméstico, la bombillas de 60 vatios de hace unos años son de 8 vatios, por lo que “el ahorro es de un 70% u 80%.
Elementos de concienciación
Vázquez propone, alternativamente, la promulgación de normas del mismo rango de exigencia para ahorrar energía “de verdad”: prohibir el acceso al centro urbano de los coches movidos con combustibles fósiles, generalizar la iluminación eficiente u obligar a los edificios a tener sistemas de máxima eficiencia. “Mantener el cambio horario es seguir encasquillado en una medida obsoleta. Hay otras medidas más innovadores y eficaces que seguir prisioneros de una idea de 1974”, señala.
“El cambio horario es un elemento de concienciación para hacer pedagogía sobre la importancia del ahorro de energía, pero no lleva aparejada una política realmente efectiva que prime el ahorro”, señala Javier García Breva, experto en energía y ex director del Instituto para la Diversificacion y Ahorro de Energía. “No conozco ningún estudio que se haya hecho en el que se haya certificado que este ahorro se da efectivamente. Son estimaciones basadas en la pura lógica”.
“La hipótesis –añade- es que si se aprovechan mejor las horas de sol, se dará un ahorro; aunque yo creo que es un medida testimonial”, dice.
Lo que cuentan son las horas de sol
Este experto en energía discrepa sobre la medida promovida por el Gobierno de Baleares. “Para el turista japonés o danés que venga a Baleares, la motivación para viajar no son las horas de sol al día, sino los días de sol. Y España tiene 300 días de sol, frente a los 80 días de sol que tiene Holanda”, explica. García Breva señala que en España el cambio horario es una medida testimonial. “No hay voluntad política real de ahorro, puesto que España está incumpliendo las directivas comunitarias sobre eficiencia energética y energías renovables”, señala.
Este especialista señala que el artículo 13 de la directiva de energías renovables, en vigor desde el año 2009, obliga a los gobiernos a promover las energías renovables en los edificios y en los tejados, mientras que el Gobierno “está bloqueando esta posibilidad” con el decreto de autoconsumo con fuentes renovables, que no ha logrado que despegue esta modalidad de energía.
Abunda en sus argumentos subrayando que la directiva de eficiencia energética (2012) señala (artículo 9) que los contadores inteligentes deben contabilizar el balance neto energético, es decir, la producción de energía generada con autoconsumo de fuente renovables, “mientras que aquí los contadores que están poniendo las compañías eléctrica no cumplen esa directiva”.
Datos en Catalunya
“El ahorro energético derivado del cambio horario ha ido bajando en Catalunya, desde los 40 millones anuales hacia el año 2000 hasta los 15, debido a la mayor eficiencia de la iluminación y la generalización de las luces led. El cambio horario sirve, sobre todo, como golpe de atención o de provocación al ciudadano de que debe ahorrar energía. Aunque sea a veces mal acogido, desde ese punto de vista sigue siendo positivo”, dice Joan Josep Escobar, jefe de la división de gestión energética del Institut Català d’Energia. Se estima que el ahorro obtenido es el 0,8 por mil del consumo de energía de Catalunya o del 2 por mil del consumo de electricidad.
Fuente: La Vanguardia